lunes, 14 de octubre de 2024

Gratitud: Energía que transforma

 


En medio de nuestras rutinas diarias, inmersos en las tareas del trabajo, las responsabilidades del hogar y las constantes distracciones, muchas veces pasamos por alto algo tan importante como detenernos a agradecer. La gratitud, es una fuerza transformadora que influye directamente en cómo nos sentimos y en cómo percibimos el mundo que nos rodea. Esta práctica no se limita únicamente al ámbito espiritual, sino que también afecta nuestra energía y bienestar general, porque, como bien se ha descubierto, está comprobado que somos y que todo es energía (ver referencia 1). Agradecer por lo que tenemos, por los pequeños momentos de alegría y hasta por los desafíos que nos empujan a crecer, nos permite reconectar con lo verdaderamente importante. Esta práctica nos saca de la queja constante, dejando de lado el enfoque de la escasez, y nos dirige hacia lo que ya tenemos, abriendo espacio para más abundancia en nuestras vidas.

¿Qué dicen los estudios?

La gratitud es tanto una emoción como una práctica. Diversos estudios dentro de la psicología positiva han demostrado el impacto profundo que tiene en nuestra salud mental. Por ejemplo, investigaciones como la realizada en la Universidad de California por Emmons y McCullough (2003) han demostrado que quienes practican la gratitud a diario, tan solo escribiendo tres cosas por las cuales se sienten agradecidos, experimentan menos síntomas de depresión y estrés en comparación con aquellos que no lo hacen (ver referencias 2 y 3). Este simple acto de cambiar el enfoque de nuestra mente hacia lo positivo puede generar un cambio significativo en nuestras emociones y nuestras relaciones, ya que nos permite apreciar y reconocer más lo que nos rodea.

¿Cómo influye en nuestra energía?

Si lo vemos desde una perspectiva energética, podríamos decir que la gratitud eleva nuestra vibración, alineándonos con emociones más altas como el amor, la paz y la alegría. Esto nos lleva a considerar cómo una práctica tan sencilla puede afectar incluso nuestras relaciones interpersonales. La gratitud nos permite ver a los demás desde un lugar de reconocimiento, fortaleciendo la conexión y creando un ambiente más armonioso y empático.

Lo cotidiano.

Para incorporar esta práctica en nuestra vida cotidiana, no es necesario hacer grandes esfuerzos. Piensa en el simple hecho de comenzar tu día agradeciendo. Al despertar, en lugar de revisar el teléfono o pensar en las tareas pendientes, toma un momento para agradecer por el descanso, por tener una cama cómoda donde dormir o por el nuevo día que comienza. Este pequeño gesto puede cambiar la manera en que enfrentas todo lo que viene después. Un buen ejemplo de cómo aplicar la gratitud en situaciones cotidianas y desafiantes, es cuando llegamos tarde al trabajo porque perdimos el autobús. La respuesta automática suele ser frustrarse, pero ¿y si en lugar de eso agradeces por tener un trabajo al que llegar?, ¿por tu capacidad física para moverte y llegar por tus medios a él? o incluso ¿por ese momento extra en el que escuchaste una canción que te encanta mientras esperabas el siguiente autobús? Cambiar el enfoque no niega la incomodidad, pero sí te permite generar una respuesta más consciente y tranquila, moviendo tu energía hacia un lugar más positivo.

Además, la gratitud tiene un impacto directo en nuestras relaciones. Cuando agradecemos a los demás, incluso por gestos pequeños, como una palabra amable o simplemente su presencia, estamos fortaleciendo los lazos que nos unen. La gratitud actúa como un puente que conecta y genera un ambiente de confianza, reciprocidad y bienestar compartido.

Por todo esto, es evidente que la gratitud es una herramienta poderosa para transformar nuestra vida. No solo mejora nuestras emociones y relaciones, sino que también tiene un impacto profundo en nuestro bienestar general. Practicar la gratitud de manera consciente, a través de pequeños gestos cotidianos, nos permite ver lo positivo en cada situación, y al hacerlo, también influimos en nuestro estado emocional y energético.

Todo es práctica.

Te invito a hacer el ejercicio de agradecer cada día. Puedes comenzar por algo tan simple como cambiar tu respuesta cuando te agradecen. En lugar de decir "de nada", que es una expresión que interrumpe la energía de la gratitud (porque, como sugiere, en la "nada" no hay nada), podrías decir "gracias a ti" o "fue un gusto". También, en algún momento del día, trata de agradecer por al menos tres cosas, no importa si son grandes o pequeñas, lo importante es que las reconozcas y sientas el impacto que tienen en tu vida. Con el tiempo, notarás cómo tu enfoque cambia y cómo te sientes más conectado, tranquilo y en paz. Porque, después de todo, la gratitud es una fuente infinita de bienestar y ¿sabes qué es lo mejor de todo? que es gratis.


REFERENCIAS

Referencia 1: https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/679504/EM_25_3.pdf?sequence=1

Referencia 2 (en inglés): https://greatergood.berkeley.edu/pdfs/GratitudePDFs/6Emmons-BlessingsBurdens.pdf

Referencia 3 (en español): https://www.bbc.com/mundo/noticias-64105011

0 Comentarios:

Publicar un comentario