La vida, como bien sabemos, está llena de cambios. Y muchas veces, esos cambios
nos sorprenden, alterando esa rutina con la que ya nos habíamos familiarizado.
Imaginen un nuevo jefe en el trabajo, el fin de una relación o, en casos más
difíciles, la pérdida de un ser querido. Nos enfrentamos continuamente a
situaciones que se nos escapan de las manos, algo que puede desconcertarnos y
generar cierta incomodidad. Sin embargo, si algo es constante en la vida, es
precisamente el cambio. ¿Por qué entonces resistirnos tanto? Aunque el cambio
es una realidad inevitable, nos aferramos a que las cosas se mantengan igual,
lo que, sin darnos cuenta, solo nos produce sufrimiento. Aprender a aceptar y
soltar aquello que no podemos controlar es clave para mantener nuestro
bienestar emocional y mental.
¿Qué dice la psicología?
Aceptar el cambio no es solo necesario, sino también fundamental para avanzar
de manera saludable. De hecho, investigaciones, como las realizadas por la
psicóloga Susan Folkman, muestran que quienes desarrollan estrategias de
afrontamiento basadas en la aceptación tienden a experimentar menos estrés y
ansiedad. Folkman, junto a Richard Lazarus (1986), destacaron que una de las
formas más efectivas de enfrentar las situaciones difíciles es enfocarnos en lo
que está bajo nuestro control y soltar aquello que no lo está (ver
referencia.1).
Resistencia al cambio.
Pensemos, por ejemplo, en un
cambio en el trabajo, como la llegada de un nuevo jefe. Seguro más de uno ha
vivido esto. Es común que, en un principio, sintamos resistencia. Nos
preguntamos: "¿Por qué no puede seguir todo igual?", especialmente si
estábamos a gusto con la situación previa. Sin embargo, resistirnos no cambia
la realidad y lo único que logra es aumentar nuestra frustración. Aceptar este
cambio, adaptarnos a la nueva dinámica y ver la llegada de ese nuevo jefe como
una oportunidad de crecimiento puede transformar nuestra experiencia por
completo. Quizás, este nuevo líder traiga consigo ideas frescas que nos
permitan mejorar como equipo o incluso optimizar procesos.
Otro caso muy cotidiano es el fin
de una relación amorosa. Es natural querer que las cosas vuelvan a ser como
antes, pero aferrarse al pasado solo nos estanca. Aceptar que esa etapa ha
concluido nos abre puertas a nuevas oportunidades, permitiéndonos avanzar. Este
proceso de soltar lo que ya no podemos cambiar es esencial para sanar y crecer
emocionalmente. Al fin y al cabo, dejar ir no significa perder, sino
permitirnos a nosotros mismos seguir adelante.
Prueba aceptando.
Aceptar no es lo mismo que resignarse. No implica estar de acuerdo con lo que ha sucedido, sino simplemente reconocer la realidad tal cual es, sin añadirle una carga de sufrimiento innecesaria. Es un acto de autocompasión. Es decirnos a nosotros mismos: “Está bien, la vida sigue su curso”, y entender que, aunque algunas experiencias sean dolorosas o incomodas, el cambio también trae consigo oportunidades que, tal vez, aún no alcanzamos a ver.
En resumen, la vida está en constante movimiento. Aferrarnos a la idea de que
todo debe permanecer igual solo nos mantiene atrapados en un ciclo de
sufrimiento. Aceptar lo que no podemos cambiar y soltar lo que ya no está en
nuestras manos es una de las herramientas más poderosas para vivir en paz. Al
hacerlo, permitimos que nuestra energía se enfoque en aquello que realmente
podemos controlar y comenzamos a abrirnos a las nuevas experiencias que la vida
nos ofrece. Practicar la aceptación día a día nos ayuda a vivir con mayor
serenidad, abrazando el cambio como una parte natural de nuestra existencia.
Referencia.1: https://www.researchgate.net/publication/19459529_Appraisal_Coping_Health_Status_and_Psychological_Symptoms
0 Comentarios:
Publicar un comentario